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domingo, 17 de octubre de 2010

Montar cacho o poner los cuernos


En todos los países de América Latina, en España, Italia, Portugal, Francia, Inglaterra, Alemania, Vietnam, y muchos otros países, la figura del cacho o cuerno es usada en expresiones diversas para referirse a lo mismo: infidelidad. Cuando uno cae en cuenta de esto, inmediatamente se pregunta ¿de dónde vino entonces la expresión tan mundialmente famosa?, ¿qué tan antigua es?, ¿quién la inventó? Descifrarlo, requiere repasar algunos aspectos clave sobre la infidelidad.

Para que exista la infidelidad, primero debe existir algún tipo de contrato de exclusividad, llámese empate, noviazgo, compromiso, matrimonio, concubinato, etc. Si Usted ya sostiene o sostuvo por lo menos una de estas relaciones, y le preguntan si alguna vez le han montado cachos, en realidad sólo tiene dos repuestas posibles: "si” o "no, que yo sepa". Y es que con este tema de los cachos, nunca se puede estar seguro, porque la parte traicionada siempre es la última en enterarse, y esa es una verdad tan grande como una casa. Piénselo: Si a usted la nacieran unos cachos así de repente, ¿cuáles cree que sean las probabilidades de que usted mismo se los pueda ver antes que los demás lo noten?

La intención, agudeza y popularidad de la metáfora queda clara, y tiene sus similares tan lejos como Asia, pues los chinos llaman al hombre traicionado, no cornudo, sino "aquel que porta el sombrero verde". La expresión salió de un cuento chino -literalmente-  en el cual la mujer le ponía un sombrero verde al marido, para que el vecino -al verlo salir- supiera que ese día había ling, ling, lung.  Interesante ¿no? que también se trate de algo que se lleva en la cabeza y que el portador no se lo puede ver. Así que la próxima vez que vaya a China, póngase una gorra verde y verá que despertará algunas sonrisas. Pero ¡eso sí! llévela en la maleta, porque allá no a va a poder comprar, no hay muchas que se diga.

¿Algún evento histórico específico que hizo la frase famosa?

La respuesta lamentablemente es: nada concreto, pues es aquí donde empiezan los mitos, leyendas y cuentos inventados. Unos culpan a los vikingos, o a unos supuestos reyes nórdicos (sin nombre) y otros al emperador Bizantino Andrónico I. Que si tomaban a las mujeres de sus enemigos o súbditos en sus propias casas y dejaban en la puerta que si el casco con los cachos, o que si una cabeza de ciervo para anunciar que había ultraje en pleno desarrollo. Es cierto que Andrónico I era un maldito tirano, pero no hay registros históricos (al menos  ninguno fácil de encontrar) de tales cuentos. Tenía varias concubinas y además se desposó a una niña de 13 años; así creo que sus perversiones iban más bien por otro lado.  En cuanto a los Vikingos, los cascos de batalla con cachos son una mera malinterpretación arqueológica que desde hace tiempo se salió de control y se volvió estereotipo. Francamente ya no tiene sentido tratar de cambiarlo ni explicárselo a nadie.  Finalmente hay quienes dicen que el tema hace referencia a la leyenda griega de Actaeon y Diana. Gente culta si usó el nombre de Actaeon en poemas y obras de teatro como analogía  de cornudo, pero hasta ahí, pues en realidad, Actaeon fue convertido en ciervo y devorado por sus propios perros por andar viendo a Diana desnuda bañándose en el río, o sea por voyeur, y no por cuestiones de infidelidad.  Conclusión: en casos como este, que van tan atrás en el tiempo, sale mejor enfocarse en el significado y no en el origen.

¿Por qué cachos o cuernos y no un sombrero, antenas, gorra o cresta? Igual no se los vería el ofendido ¿no?

Todo tiene que ver con la virilidad y el pecado. Más adelante veremos que estas expresiones son muy antiguas.  En la historia, machista y dominada por hombres, la infidelidad del hombre a la mujer no era socialmente relevante y tendía a ser pasada por alto y aceptada incluso como normal. Pero no así si la mujer traicionaba al hombre o "cabeza de familia", pues ¡eso si era vergonzoso! y digno de burla. Se cree que la expresión "cabrón", cómo ofensa, de hecho fue primero que cornudo. Hay que admitir que los cuernos suelen tener forma bastante fálica y además no hay que olvidar que los machos en el mundo animal son los que suelen portar los cachos más prominentes. Si a eso se le suma que un macho cabrío o cabrón (especie de ganado doméstico más común de la antigüedad) sólo anda birriondo 3 meses al año, no haciendo lo suyo activamente el resto del año, además pierde vigor a los 3 o 4 años de edad, se comienzan a juntar diversos factores que hacen perfecta la metáfora de los cachos para burlarse irónicamente del hombre traicionado y de su virilidad.  En los E.E.U.U. le dicen al hombre traicionado “cuckold”, que proviene del pájaro cucú, el cual pone los huevos en el nido de otra ave; de nuevo, el término busca cuestionar la virilidad. No está negado, claro, que los cuernos puedan simplemente simbolizar al diablo por el pecado de adulterio cometido.

¿Qué hay de la antigüedad del uso de la figura y por qué lo de “poner” los cuernos?

Hoy día las justificaciones socialmente reconocidas para una mujer montar cachos son diversas: sinvergüenzura pura,  desamor cobarde, venganza, conveniencia, etc. Pero en la antigüedad el acto de infidelidad femenina hacia el hombre  era automáticamente interpretado como el resultado de fallas en la cama por parte del marido ¡y punto! En tiempos medievales, la vergüenza ante cosas como esta era pública y la burla desproporcionada. En la Europa medieval los vecinos enardecidos por el pecado en su pueblo, humillaban al hombre cornudo y a su mujer en ceremonias llamadas  "charivari”. Al hombre lo hacían cabalgar de espaldas en un burro, con cachos que le “ponían” en la cabeza (bien sea para burlar su virilidad o para marcarlo con ese símbolo satánico), y  los vecinos iban sonando trompetas (hechas de cachos) en medio de un gran cacerolazo, mientras la mujer tenía que ir azotando al marido hasta que al final los sacaban del pueblo y los arrastraban en el lodo.

Hay registros de charivari en muchas partes de Europa, pero se tornaron tan desordenadas que la ley las comenzó a prohibir. La gente, sin embargo, no dejó de expresarse, e idearon otras formas. Existen recuentos históricos de “poner” cachos de animales en la puerta de las casas donde había ocurrido adulterio. Como eso era una gran ofensa y perturbaba el orden público, se puede leer en los fueros medievales (ejemplos: el de Úbeda, Zorita, Canes, Plascencia, Béjar, Teruel) que esa práctica también era penada y multada, salvo en época de ceremonias paganas como en Solsticio o día de San Juan.  Finalmente, por temor a al ley la gente dejó esta práctica también, pero ya había quedado instituido que con tan solo decir que a alguien le habían "puesto los cuernos", era que le habían sido infiel.  

Sobre cómo esta expresión llegó a nuestras tierras y a muchísimos lugares del mundo, la colonización europea solita se encargó de ello.

[Por: Ricardo Lárez]

9 comentarios:

  1. Me encantan tus notas mi querido amigo!!!!!
    soy tu seguidora Nro 1!!!! que exito!

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  2. Que exito chico!!!!! que bueno tu blog!

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  3. Hola, mi nombre es Carolina Bejarano, periodsita de W radio Colombia, www.wradio.com.co, una emisora internacional. Quisiera saber si podemos realizarte una entrevista telefónica para poder hablar de este artículo, de dónde sale la palabra poner cachos.Nosotros te llamamos a cualquier número que nos indiques.

    Un saludo.

    Quedo muy atenta, te dejo mi correo donde me puedes escribir. karobejarano870809@hotmail.com

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  4. Interesante artículo. GraciAs por compartirlo. Vigente en 2018...

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    1. Gracias, estoy volviendo al blogueo en 2019 luego de una larga pausa. Esperen más, muy pronto.

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